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El Príncipe Feliz, es una historia que se centra en la estatua de un príncipe, construida sobre una columna en el centro de la ciudad. Esta estatua llamaba la atención porque estaba recubierta de muy finas láminas de oro, mientras que en los ojos del príncipe, colocaron dos zafiros y en su empuñadura, un gran rubí. Era sumamente hermosa, motivo por el que todo el mundo la admiraba sin cesar, producto de su gran belleza.

Mientras tanto, una golondrina que se había enamorado de un junco, se quedó en la ciudad cuando sus amigas decidieron irse de la misma en época de otoño, puesto que deseaba quedarse con el junco, pero como se dio cuenta que su amado no hacía más que entretenerse con la brisa de la ciudad, lo dejo, quedando dispuesta a irse de la ciudad el día siguiente. Pero antes, decidió buscar un sitio para pasar la noche, encontrando la estatua del príncipe.

Al disponerse a dormir a los pies de esta estatua, le cayó una gota y pensó que una estatua no sirve si no le protege de la lluvia. Sin embargo, al mirar hacia arriba, se dio cuenta que el príncipe estaba llorando, y por eso le pregunto qué ¿cómo se llamaba? El príncipe le respondió que es el príncipe feliz. Por ende, la golondrina le pregunta que si era el príncipe feliz, ¿cuál es la razón por la que lloraba? y el le contestó que mientras estaba vivo, solía vivir en el palacio de la despreocupación. Ahora que está muerto, lo han dejado ahí, mientras presenciaba toda la miseria y fealdad que vivía su pueblo.
Entonces, el príncipe le pide un favor a la golondrina, para que le llevara el rubí de su empuñadura, a una humilde costurera que vive con un hijo enfermo, el cual le pide naranjas y ella llora porque no tiene como dárselas debido a que no tiene dinero y solamente le ha podido conseguir agua del rio. La golondrina, accedió a la petición que le hizo el príncipe y le llevó el rubí a la costurera.

Al siguiente día, el príncipe le pidió otro favor a la golondrina, para que le llevase uno de sus ojos (que en realidad eran zafiros) y se lo llevase a un estudiante que debía realizar una obra para el director de teatro, en la que no podía seguir porque el hambre le había debilitado mucho físicamente, y la golondrina se lo llevo.

Otro día, el príncipe le pidió a la golondrina que le llevase su otro ojo a una niña que vendía cerillas, que se le habían caído por el desagüe, y que si no llevaba nada a casa, su padre le pegaría mucho. No obstante, la golondrina le comentó que si le llevaba su otro ojo o zafiro, se quedaría ciego. Pero el príncipe convenció a la golondrina y dejó caer el zafiro en el cesto de la niña, quien quedó maravillada con esa piedra preciosa y se la llevó a su padre.

Por eso, cuando la golondrina volvió, le dijo que se quedaría con el para siempre, y el príncipe le dijo que fuera a dar una vuelta por todo el pueblo y le contara lo que había visto. Ella le comentó, que vio a unos niños que no tenían casa y los sacaban de todos los sitios. El príncipe le dijo que le arrancase una a una las láminas de oro y se las entregase, aceptando esto la golondrina. Cuando esta vuelve a donde está el príncipe, el le comenta que ya se podía ir a Egipto, pero ella se niega y que no se iría, porque si no, se iba a morir.

La golondrina le preguntó al principe que si le podía besar la mano, y el le dijo que a ella la amaba y ella le besó. Después de eso, murió y dentro del príncipe, se escuchó un sonido muy extraño, porque su corazón se había roto en dos. Durante ese mismo día por la mañana, el concejal pasó por allí y vio la estatua, determinando que debían fundirla porque estaba muy fea, ya que el príncipe parecía un mendigo y mencionó que la próxima estatua a construir seria de su persona.

Para sorpresa del que estaba fundiendo la estatua, no logró la fundición del corazón de plomo, ya que no había manera de hacerlo y el concejal dijo que lo tirasen, lo que hicieron junto con la golondrina. Por último, dios le dijo a uno de sus ángeles que le trajeran la cosa más valiosa de ese pueblo, haciéndole llegar el corazón de plomo y la golondrina, lo que para dios fue lo correcto.



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